La niebla es uno de los elementos más peligrosos a la hora de conducir, ya que la mayoría de la información que recibe en conductor es a través de la vista.


Conducir con niebla siempre es complicado. La visibilidad se reduce mucho y esto no solo produce que, evidentemente, no analicemos bien la carretera, también aumenta el estrés debido a esto. Pero si evitas llevar a cabo una serie de acciones, seguro que conducirás de una forma más tranquila y evitarás sustos innecesarios. ¡Vamos con ello!


Conducir con niebla: no usar convenientemente las luces del coche

La niebla es un enemigo peligroso, por lo que es importante ver y ser visto. De ahí que sea obligatorio utilizar no solo las luces de posición, también las cortas, ya sea más o menos densa la niebla. En caso de que esta aumente su intensidad, utiliza los faros antiniebla traseros y delanteros. Eso sí, las traseras deslumbran bastante, por lo que tienes que estar muy pendiente de apagarlas en una retención o en caso de que se reduzca la densidad. Si deslumbrases al de atrás, podrías ser multado.



Conducir con niebla: no aumentar la distancia de seguridad

Siempre se recomienda mirar lejos cuando se conduce, pero es imposible cuando hay niebla. Por tanto, aumenta la distancia de seguridad por posibles frenazos o accidentes de ajenos que puedan ocurrir en tu camino para poder llegar sano y salvo a tu destino. 


Conducir con niebla: tener prisa y por tanto, miedo a parar por seguridad

Si la niebla es tan densa que apenas puedes ver, no tengas ningún reparo en parar el coche si es necesario. Es más importante esperar a que esta se disipe un poco que seguir hacia delante y sufrir un accidente de tráfico. Por tanto, en cuanto puedas, dirígete a una salida si estás en una autovía, tómate un café y vuelve a la carretera cuando mejoren las condiciones.


Conducir con niebla: no utilizar los limpiaparabrisas


 

La niebla parece que no afecta a tu visión, pero lo hace, aunque sea en una medida muy pequeña. Por tanto, utiliza los ‘limpias’ de manera intermitente para poder ver bien lo que tienes delante. Bastante enemigo es la niebla como para que encima, te complique la vida el agua.


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Conducir con niebla: llevar una velocidad elevada

Por supuesto, aunque el tráfico no sea denso, aminora la velocidad. Uno nunca sabe lo que puede haber unos metros más allá. Por tanto, evita las altas velocidades y de esta manera, tendrás un mayor tiempo de reacción en caso de que surja cualquier imprevisto. 


Conducir con niebla: confundir la niebla con vaho

La diferencia térmica puede hacer que se te empañen los cristales, algo muy común en invierno. Y si a esto le sumas la niebla, puedes llegar a pensar que es la niebla y no el vaho lo que te impide ver mejor. Por tanto, utiliza el climatizador para mantener tus cristales nítidos.

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